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La imitación de gestos y rutinas de juego

Los niños aprenden mejor imitando a las personas que les rodean. De hecho, el desarrollo temprano del lenguaje se basa en gran medida en la imitación de gestos y sonidos. Los investigadores han descubierto que los bebés de tan solo seis meses son capaces de imitar gestos, y que esta capacidad temprana desempeña un papel importante en el desarrollo temprano del lenguaje. La imitación de gestos ayuda a los bebés a aprender a comunicarse y a entender las intenciones de los demás, al mismo tiempo que les ayuda a desarrollar las primeras habilidades necesarias para el lenguaje hablado.

Hay dos tipos importantes de imitación que ayudan especialmente a desarrollar el lenguaje en la primera infancia: la imitación de gestos corporales y con las manos y la imitación de rutinas de juego.

La imitación de gestos corporales y manuales tiene muchas finalidades y se puede lograr fácilmente mediante rutinas sociales sencillas. Por ejemplo, saludar y despedirse, aplaudir al ritmo de la música, señalar objetos o lanzar besos. Esta habilidad temprana también puede utilizarse para facilitar el uso de signos sencillos de bebé para comunicar necesidades básicas en casa o durante el juego, como pedir «más», hacer señas de «por favor» o pedir «comer» o «beber».

Imitar rutinas de juego es otra habilidad importante para fomentar el desarrollo temprano del lenguaje y las interacciones sociales entre el niño y otros compañeros de juego. Entre las rutinas de juego sencillas y fáciles de imitar que un adulto puede modelar para un niño destacan apilar bloques, «volar» o «conducir» vehículos de transporte o lanzar una pelota.

La imitación de gestos desempeña un papel importante en el desarrollo temprano del lenguaje. Como cuidador, puede ayudar a su hijo a aprender nuevas palabras y gestos imitándolos en casa o fuera de ella. De este modo, no solo le enseña nuevo vocabulario, sino que también refuerza su capacidad de comunicación.